En 1946, a punto de cumplir 65 años, Pablo Picasso visitó una exposición de dibujos realizados por niños. Al salir, los periodistas solicitaron su opinión.
El artista malagueño les dejó de piedra pronunciando una frase que ha pasado a la historia: “A la edad de estos niños, yo pintaba como Rafael, pero me ha llevado toda una vida aprender a dibujar como ellos”.
El padre de Picasso era pintor y estaba empeñado en que su hijo se convirtiese en un artista. No sabemos si acabó siéndolo gracias a él o a pesar suyo.
Qué hacer con los niños artistas
“En cada niño hay un artista –dijo en otra ocasión el autor de Las señoritas de Avignon–. El problema es no dejar de serlo al llegar a la madurez”.
¿Cómo podemos saber si nuestros hijos tienen talento artístico? ¿Es necesario incentivar sus habilidades de alguna forma? ¿Es mejor dejar que evolucionen por su cuenta?
Algunos científicos aseguran que existen pequeños detalles en los dibujos de los niños que delatan un posible talento en ciernes.
Detalles como que los niños dibujen caras que no miren siempre de frente, brazos detrás de la espalda, vello en las manos, relojes, corbatas, pecas, maquillaje…
Pedagogía en acción
Muchos pedagogos aconsejan a los padres que propongan a sus hijos artistas dibujar objetos de uso común, útiles, que haya que renovar con cierta frecuencia. Por ejemplo: calendarios, tarjetas de felicitación, carteles en las puertas de las habitaciones…
También proponen la personalización de libros, cuadernos, carpetas, cajas de cartón para guardar juguetes… La utilización de sistemas sencillos para exponer las obras de arte de los niños, como cuerdas y pinzas… Y el reciclaje de envases, tapones, revistas…
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