Para todos los que echabais de menos las entrevistas a nuestros artistas favoritos, llega fresquita la que le hemos hecho a Núria Farré, una pintora con un currículum impresionante que crece todavía más con su humildad, una mujer muy joven que desborda talento. ¡Vamos allá!

¡Las obras hiperrealistas de Núria son gigantes y sorprendentes! Flipa más pinchando aquí.

¿Dibujabas de niña? ¿Cuándo empezaste a dibujar y qué sentías al hacerlo?

Siempre he dibujado. Imagino que empecé como todas las criaturas dibujando bolas con los plastidecors y poco a poco lo he ido sofisticando. Sí que recuerdo que mis amigas y amigos iban a jugar a la plazoleta, pero a mí no me dejaban, así que me quedaba en casa de mi abuela y todo lo que tenía eran legos, celo, papel y estuches llenos de colores, así que básicamente para mí era jugar. Dibujar hacía que se me pasara el tiempo volando, me concentraba muchísimo y me relajaba, era como jugar y luego a los adultos les gustaba mucho el dibujo así que era todo positivo, por eso nunca dejé de hacerlo.

¿Quién o qué te introdujo en el mundo del arte?

El suegro de mi tía era pintor, aunque nunca llegué a conocerle, y mi abuelo paterno era pintor aficionado, así que, en mi familia, el arte y la pintura son algo que está bien visto y siempre me han animado a seguir profundizando y aprendiendo.

Cuéntanos algo de tu infancia en relación con el mundo del arte.

Cuando era pequeña, más que dibujar, me gustaba el celo, esa cinta adhesiva transparente para pegar papeles. Hacía auténticas virguerías con celo. Si alguien de mi familia tenía que cuidar de mí, más le valía tener varios rollos de celo y un paquete entero de papel de impresora. Hacía casas de muñecas, vestiditos, postales y todo tipo de cosas. Creo que mi iniciación al arte empezó más enfocada hacia la construcción que hacia el dibujo.  

En PLOM tenemos una serie tuya dibujada a partir de fotografías de tu infancia, ¿cómo te sentiste reproduciéndolas?

Cuando revisité esos álbumes con la intención de pintarlos se me caían las lágrimas mirando las fotos. No era una cosa triste pero sí, estaba asumiendo que todo eso ya había pasado y me daba cuenta que me había hecho mayor. Al final caí en la cuenta de que lo que tenía que hacer era una especie de Bildungsroman, una especie de novela de aprendizaje en el que explicara cómo he evolucionado y relatar esa transición tan importante de la niñez a la vida adulta. 

¿Crees en los Superpoderes del Arte? ¿Cómo los describirías?

¡Claro! El arte tiene la capacidad de canalizar las emociones que nos cuestan de entender para convertirlas en algo figurativo que podamos comprender más fácilmente. Al final, el arte, nos ayuda a comprender nuestra mente y nuestro entorno y conectar con los demás.

¿Cuándo y cómo te gusta trabajar?

Me gusta trabajar sola y muchas horas seguidas. A veces me gusta escuchar la radio, otras escucho música y otras veces estoy en completo silencio, eso depende de mi estado de ánimo.

¿De dónde crees que nace tu estilo?

Creo que el estilo siempre nace de la personalidad del artista, no se puede desligar. En mi caso mi estilo nace de ser una persona muy perfeccionista pero un poco vaga, lo que parece incompatible pero no lo es. En mis pinturas, las zonas más importantes suelen estar perfectamente terminadas con muchísimo detalle mientras que el resto está más fresco, inacabado. Eso le da distintos niveles de acabado, profundidad y lectura, pero no es intencionado, ¡es que soy así!

Tus obras son muy introspectivas y personales, ¿crees que quieres expresar algo a través de ellas o que ellas se manifiestan a través de ti?

De adolescente no sabía explicar lo que sentía porque en mi casa no se hablaba mucho de sentimientos, de hecho, a hablar de sentimientos he aprendido de mayor. De pequeña aprendí a expresarme y contar las cosas más íntimas solo con dibujos, ahora ya lo hago totalmente intencionado y cuando siento que tengo algo que contar lo hago con algún proyecto pictórico.

¿En qué estás trabajando ahora mismo?

Ahora estoy profundizando en la serie que tenéis en Plom, quiero contar cómo he aprendido a ser persona mediante pinturas que hablen de recuerdos de mi infancia. Estoy trabajando en tamaños muy grandes llevando esos recuerdos que a veces consideramos intrascendentes a tamaños muy trascendentes que le den la importancia que se merecen.

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¿Crees que tu obra gusta a los niños? ¿Por qué?

Este es un proyecto que gusta a los niños porque ven imágenes de niños como ellos jugando y escenas que ellos mismos pueden haber vivido. Creo que se sienten cómodos con esas imágenes porque les resultan familiares. Tengo una alumna de siete años que viene a aprender pintura al taller y cuando estoy pintando algún cuadro siempre me da algún consejo “esto déjalo así” o “yo eso no se lo haría” y siempre le hago caso porque creo que si ella logra conectar con lo que quiero transmitir entonces es que lo he logrado.

¿Qué te interesa más: la opinión de un crítico influyente o la de un niño de 8 años?

A ver, esa es una pregunta trampa… haha…
Me interesan igual de mucho e igual de poco. Me explico, las opiniones de mi trabajo me interesan siempre y cuando crea que la persona, sea una niña o una grandísima crítica de arte, habla habiendo entendido lo que quiero transmitir. Pero como ya te digo, tengo una consejera de 7 años a la que hago bastante caso.

¿Qué opinas de PLOM Gallery?

Creo que Plom es una galería con personalidad única y con una idea preciosa detrás. Cuando era pequeña, solía pasear por gracia con mis padres, así que si fuera pequeña de nuevo, seguro que les pediría a mis padres que me llevaran a ver la galería cada vez.

¿Quieres añadir algo?

Ahora que estoy revisitando mi infancia y adolescencia con este proyecto, me he dado cuenta que la peor parte de la película es admitir delante de los adultos que lo que quieres ser de mayor es Artista. Cuando tenía 13 años quería ser guitarrista en un grupo de rock y estaba aprendiendo a tocar la guitarra. Un día un adulto me preguntó qué quería ser de mayor y le dije que guitarrista de rock, el adulto me dijo riendo que eso estaba muy bien para mis sueños, pero que en la realidad qué quería ser. Dejé de tocar la guitarra porque entendí que era imposible dedicarse a eso. Cuando me hice un poco mayor y quise ser artista, no se lo dije a nadie no fueran a chafarme la guitarra otra vez. Creo que el mayor favor que le podemos hacer a los niños, y eso es algo que creo que Plom hace muy bien, es acompañarles en su proceso creativo y alentarles para que sean los mejores artistas que puedan ser.

Y desde PLOM Gallery no sabemos qué añadir porque Núria ha sido transparente como esas cintas de celo con las que empezó todo. Bueno, mentira, queremos agradecer el tiempo que se ha tomado para contestar nuestras preguntas con tanto cariño y, sobre todo, queremos agradecerle que no dejara que nadie le chafara la guitarra otra vez, ¡porque las obras que nacen de ella son un auténtico regalo!

Para descubrir más de ella, síguela ya:

https://www.instagram.com/nuriafarreabejon/?hl=eh